Sin duda, una de las mejores semanas de mi vida. Todo empezó el viernes, cuando Luxord me llevó a ver "¿Sta er tre?". Para mi posterior sorpresa, la mejor película que he visto este mes (aunque hoy a la noche dan "La cosa más dulce" y no sé yo si podrá con ella, jeje). He de reconocer que apenas, por no decir "nunca", he visto en mi vida esa serie, pero a Luxord le hacía "tilín" (que no "tinguilín" ;) ) ir a verla y así se hizo. Me gustó ver a un tremendísimo Chris Pine (cuyo nombre no recordaré al finalizar el día) y a nuestro rejuvenecido ex-presidente (MUAJAJAJA) de nuestra amadísima comunidad autónoma, aunque mención especial merece un querido amigo mío al que llamé "Great Scott". Pues él, el señor blanquito, Simon Pegg (Scott en la película), hizo su aparición estelar (como siempre) también. Aun así, opino que no es una gran película mas como filme de cierta ficción me gustó.
Al día siguiente, bien entrada la hora bruja, mi compañero de instituto Mikel Ojos Azules me llevó a ver una que superó con creces a la horrible "Mentiras y gordas" (en la que sale casi mostrando sus senos la Polvorosa -^^ qué maja ella-): "Fuga de cerebros". El chaval está enamorado del tal Mario Casas y quiso compartir conmigo una porquería de película en la que, he de reconocerlo, destacó un Alberto Amarilla que no conocía. Por lo demás, una Loles León que hace lo de siempre: gesticular y gritar; un presidente de comunidad que hace de padre fracasado, un Mauricio Colmenero extrañamente sin bigote y menos homófobo, aunque siempre con su personal toque de poeta (hay que reconocer que se le coge apego) y algún conocidillo más. Deprimente protagonista, deprimente guión y deprimente sucesión de eventos de los que fui incapaz de reírme.
Por si no fuera ya poco, el domingo repetí plan y me fui con algunos familiares a ver "Nunca es tarde para enamorarse", una horrible versión del clásico "Romeo y Julieta" en la que Romeo acosa a Julieta durante un día en el que les da para todo: romance, cariño, enfado, confesiones, banquete de boda, declaraciones afectivas, desencantos, reenamoramientos y demás cosas. Julieta es especialmente tonta y se deja llevar por ese extraño Romeo que la persigue por esa horrible ciudad llamada Londres. Una película altamente recomendada para estúpidos, gente que disfruta con canciones de Melendi y/o/u Kiko y Sara entre otros y similares. También para viejos.
Después de este apasionante viaje a través del cine moderno, lo que me esperaba el lunes no era menos aterrador: dos semanas más de clase con los críos, una traducción que editar y entregar y un futuro un poco turbio. Tras una clase más extraña que Mauricio Colmenero sin bigote, me esperaba una tarde con clase de chino (¡ah, no, que fue cancelada OTRA vez!) y horas muertas.
El martes el broche de oro se lo llevó la depresión por agobio que sufría Luxord gracias a su fantástica carrera y a un proyecto que a su juicio hacía aguas por todos lados. Solucionado el incidente de la hoja de latín, nos aventuramos juntos en una exploración psíquica para descubrir las causas de la depresión y llegamos a la conclusión de que todo se solucionaría con una palmera de bollería, como debería solucionarse todo. Silencio, reconciliación, amor y algo de sexo cerraron un día que, en contra de todo pronóstico, no cerró un capítulo negro en lo que a aprovechamiento de tiempo y diversión se refiere en mi vida.
Hoy miércoles, acurrurcado en mi silla esperando la segunda clase de la semana con los críos, he sufrido la visión de muchos políticos hablando por televisión. Sigo pensando que si de verdad se quisiera el progreso, no existirían los conservadores y se intentaría trabajar de verdad en algo. Me parece insólito y merecedor de todo vituperio, oprobio, humillación e ignominia que un grupo de ultraderechistas tengan derecho a denunciar algo que no va en contra de su integridad física (por cederles algún derecho). Y justo después de oír hablar sobre esa gente que relcama a gritos el Régimen Antiguo y el sistema feudal, salta a la pantalla el subnormal más televisivo de la actualidad, el norcoreano que ya pide guerra literalmente a Corea del Sur.
Aprovecho que sale el tema para explicar la expresión "genocidio selectivo". Se alzarán algunos diciendo que es una contradicción de términos (nada puede ser sistemático y selectivo a la vez), pero yo opino que no son términos del todo irreconciliables. De hecho, una subnormalidad como la del ex-presidente Bush o la del loco de la península coreana podría perfectamente ser seleccionada para el genocidio. Al fin y al cabo, la palabra viene de lo que en griego significa "estirpe", y ni siquiera los más energúmenos pueden negar que la estirpe de los gilipollas y anormales se ha extendido mucho por el mundo, demasiado incluso, a juicio de alguno. Por eso y porque cosas graves pueden ocurrir cuando uno de los de esa raza llega al poder, deberían ser seleccionadamente sistematizados en lo que muchos llaman hoy "el paredón" u hoguera, siendo éste último un término más literario y metafórico (más bonito, vaya).
Aparte de todo ese raudal de refrescantes y alentaodras noticias, he tenido ocasión de ver cómo alguna asociación de padres (de poca monta, imagino, vista su labor) se ha reunido con alguna personalidad del gobierno local para hablar de lo que de verdad no importa y de cómo los hijos de nuestros vecinos seguirán sin saber nada, sin aprender nada y sin tener la mano dura y la disciplina que la educación de la gentuza que mañana ocupará altos cargos y que debería ser sistematizada requiere.
Y para cerrar tan gloriosa semana, hoy me he enterado de que el sábado fue el "día del orgullo "friqui"". Mis primeras palabras son de insulto y desprecio a todo aquél que use ese término, y sobre todo en mi presencia. Es una lástima que la degeneración lingüística nos sea brindada por los que siempre lo joden todo: la plebe. Y es que el vulgo se vuelve a lucir en otra superproducción de un vocablo que en sus tiempos de gloria y en un idioma ajeno al nuestro significaba "monstruo". Tran tan loables palabras, sólo me queda desmerecer a todos los que además la escriben con esa letra tan extraña a nosotros (la famosa ca) sin sufrir cargos de conciencia. Ni pienso celebrar ese día ni pienso felicitar a todos los que además de la palabra han destruido el propio concepto (y luego dicen que las letras son una mierda) que la palabra expresaba. Odio a quienes con su incultura y desvergüenza se dedican a minar nuestra preciosa y soberana lengua y los odiaré por siempre.
Y con esto cierro la crónica de una fabulosa semana más en mi triste vida.
2 comentarios:
Cielos Andrei... si que has estado activo esta última semana. Yo no he visto ninguna de las películas que has nombrado (y algunas ni pienso) salvo "La cosa más dulce", jamás entenderé del todo tu gusto cinéfilo xD.
Y en cuanto a lo de "friqui", también significa fenómeno, fanático e inesperado, no me parece mal que se use la palabra, lo que me parece mal es que se use cuando no debe usarse, es que ahora todo el mundo lo es por cualquier tontería y eso ya si que no me parece bien por que al final acabará significando "persona normal y sin pasión alguna en la vida".
En el fondo tú y yo tenemos gustos similares en cuestión de cine. Y en cuestión de sexo también ;).
Bueno, el caso es que a mí lo de ir al cine me gusta aunque las películas sean una mierda. La verdad es que si me gustara el cine por las películas, apenas iría a los cines en sí, así que me dejo llevar por otros y así paso el rato y luego siempre puedo criticarlo todo e incluso sorprenderme (¡¡¡VI A SIMON PEGG EN UNA PELI EN EL CINE!!!). Cosas de la vida.
Por lo demás, me pongo muy nervioso con el tema lingüístico, así que prefiero poner los límites bien duros, aunque nunca sirvan para nada. En fin, me consuelo pensando que el día que pase una hecatombe, aquí tendré yo mi fuerte montado, donde recibiré a la gente que haya sido decente (un poco al estilo de Dios, sólo que sin perdonar a los malos).
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