jueves, 25 de febrero de 2010

Una prueba de tolerancia

Eso es lo que tuvimos que pasar ayer mi compañero Luxord y yo, que sufrimos el robo súbito de nuestras sendas PSPs mientras jugábamos tranquilamente. Los hechos se dieron en el centro comercial Coliseo Zubiarte, un edificio novísimo a diez minutos del centro de la ciudad y a cinco del museo Guggenheim, del de Bellas Artes y en pleno paseo de Abandoibarra. Por dicho centro pasa muchísima gente a diario, hay decenas de tiendas, unas 8 salsas de cine (alguna de tres dimensiones) y tres pisos de diversión consumista.

Yo, que sufro de extraños dolores de pierna, propuse a mi chico que nos sentáramos antes de emprender el camino a mis clases de chino. Al poco, le enseñé mis últimos avances en el Final Fantasy: Dissidia (llevaba más de 230 horas de juego) y lo reté a unas peleas. Al poco, dos muchachos que después supimos que eran de origen árabe, embistieron contra nuestras consolas con las manos y nos las arrebataron. Obviamente, se dieron ipso facto a la fuga.

Salimos tras ellos y vimos que se dirigían al parque, donde nos aventuramos después de hablar con los guardias del centro comercial. Por supuesto, no dimos con ellos, aunque dejamos constancia de lo sucedido a dos guardias que andaban por allí. Seguidamente, nos dirigimos a las dependencias de la Ertzaintza (la policía local), donde pusimos una denuncia.

Es la primera vez que pierdo algo de este modo, y más algo tan importante para mí como la PSP, que en estos tiempos de duro trabajo era lo que más me evadía y me relajaba. Sobra decir que el odio y el rencor ardían dentro de nosotros, aunque a Luxord lo absorbieron las llamas y acabó por destrozar su paraguas de un golpe.

Ya no esperamos recuperar nuestras consolas, pero no duele mucho no ver a esos indeseables, al menos, atrapados. Ahora entiendo lo que es que simplemente atrapen a los cacos, lejos de pedir una remuneración. Mientras tanto, no paro de recordar el momento en que dejé de ver a Zidan en la pantalla para ver una mano ladrona. Es algo que me carcome por dentro, pero poco a poco voy calmándome. Lo más horrible de la historia es la rabia que no puedes desatar y, por supuesto, la impotencia de hacer nada contra esos sobreprotegidos vándalos, que encima atacan a plena luz en un sitio tan céntrico y, hasta el momento, seguro.

Me sabe fatal que esos malnacidos tengan que venir a joder a la gente que no ha hecho nada malo. Que rompan la paz de una larga jornada que dos personas comparten con una cosa tan tonta como robar dos consolas portátiles. Encima, esos hijos de puta pasan a engrosar la lista de inmigrantes (magrebíes, para más inri) que sólo están aquí para tocar los cojones a los ciudadanos normales. Yo por ahora acepto que hay mucha gente inocente del mismo origen, pero no es un sentimiento tan común como debería. Aunque, por otro lado, esto sólo refuerza mi idea de tomarse los asuntos sociales como la inmigración o la educación con mano dura, que mucho derecho y mucha protección no hacen sino perjudicar a quien merece esa defensa. En resumen, que sigue vigente lo de que pagan justos por pecadores.

De lo malo, malo, he conseguido concienciar a una persona de que mi propuesta de que exista un cuaderno de muerte y de que exista asimismo nuestro Kira libertador (^^¡¡¡Kira es Dios!!!^^) no es sólo algo más que conveniente sino necesario.

En fin, al final, los únicos que están contentos son esos delincuentes malparidos que personalmente no merecen ni dudas ni defensas ni piedad ni beneficios. Quizás robar a un ladrón pueda reportar muchos años de bendición, pero ser un cabronazo hijo de puta sólo reporta, a mi juicio, la inmediata condena de erradiccación inminente.

4 comentarios:

Cloud Strife dijo...

Menudo asco de gente... A mí algo así no me ha pasado hasta el día de hoy, pero leyendo lo que te ha pasado a ti está claro que ni en el interior de un centro comercial, que a priori parece seguro, puedes estar tranquilo y sacar a la vista nada de valor.

Muchos pensarán que hay cosas peores, y lógicamente es verdad, pero aunque no me ha ocurrido como ya he dicho, si me pasase creo que la mayor rabia que tendría sería por impotencia ante una injusticia como esa, que venga cualquier mamonazo y por la cara se apodere de lo que no le pertenece, tenga el valor que tenga lo que me quiten.

Dagarin dijo...

Lo primero de todo, lamentar tu terrible perdida. A mi no solo una vez me robaron un reloj en persona, hace ya muchos años, y era un reloj que no valía nada, de esos que regalaban con los Bollicaos. En cambio, si que he sufrido por desgracia mas de una vez esa terrible impotencia de ver como te acercas al coche y ves que la ventana está rota. El interior, lo normal: todo revuelto, radio fuera, las cintas de los chunguitos desaparecidas, etc. Y una vez si que me dejé por olvido unas gafas de sol buenas que me costaron cierto dinero, y se las llevaron. Y lo mas cachondo es que eran gafas de sol GRADUADAS!!!, vamos, que a los muy imbeciles tampoco les iban a servir para nada a no ser que estén tan cegatos como yo, jeje.

Y dicho esto, e insisto que lamentando mucho vuestra perdida, si que tengo que discrepar un poco en cuanto a tu mención sobre los inmigrantes. Como dices, hay de todo en todas partes, porque el que me robó a mi el reloj, por ejemplo, era tan de Málaga como yo, y eso no quita para que fuera un malnacido que me metió la navaja en el costado para llevarse un reloj de mierda. Se que da rabia, pero no creo que debamos volcar nuestra ira contra un sector de gente (inmigrantes, negros, gitanos...) sino sobre ese colectivo de hijos de puta amigos de lo ajeno que, por desgracia, son de cualquier raza.

Un saludo y me apunto a eso de que exista un cuaderno de muerte, que por cierto debería ser de dominio publico :)

Anónimo dijo...

Cuidado con eso de los cuadernos de la muerte, amigos xD. Personalmente, me sitúo en la misma corriente de opinión que Dagarin: malnacidos de esa calaña hay de todas las razas, edades y variedades, así que no me parece justo arremeter contra una etnia por ello. A mí, por ejemplo, me robaron hace unos años algo de dinero a punta de navaja (no fue mucho, pero la rabia esa e impotencia no te las quita nadie) y era gente tan de Mallorca (como ha dicho Dagarin lo de Málaga xD) como yo.

Te recomiendo intentar pasar de ello y poco a poco lo irás olvidando, aunque este tipo de cosas te van fastidiando un tiempo, más si es una cosa de un cierto valor como una portátil.

Un saludo.

P.D.: Ya digo que yo llevo un móvil que me parece que a poca gente le apetecería robar y que, por supuesto, no se me ocurre sacar según qué cosas por la calle. Hay que andarse con mil ojos, la verdad.

Closto dijo...

Gracias, chicos. La verdad es que sigo pensando que hay de todo en todas partes, pero a mi alrededor no todos piensan igual, ya que algunos familiares han tenido malas experiencias con otras etnias y, bueno, el amigo Luxord se puso muy muy enfadado. Cosas que pasan.

Efectivamente, M2Hero, van pasando los días y cada vez me acuerdo menos, pero sé que aún tendré esta sensación unos cuantos más.

Por lo demás, discrepo contigo, Dagarin. Yo abogo, puestos a hablar de utopías, que Light Yagami surja y sea él, desde su utópica equidad, el que castigue.

:) Y a ti, Cloud, ojalá que no te pase esto. No porque peligure tu vida sino porque al fin y al cabo es tontería: pierdes algo tuyo y encima lo pasas mal.

Muchas gracias por los comentarios y a ver si ya por fin puedo ponerme con el "Toda una vida" y el bitácora Fin de la Partida.