martes, 2 de febrero de 2010

La obsesión del amor o por qué Murphy está presente en Metro Bilbao

Hola, gente. Sabed que ya vengo repuesto después de mi dies irae. Hoy vengo con ganas renovadas de trastear por internet porque cada dia me convencen más de que hay muchísimas posibilidades en la gran red que me saque de este agujero periodístico.

En cualquier caso, lo de hoy no tiene mucho que ver con eso. Este fin de semana, además de haber pillado un trancazo que me tiene casi mudo y de haberme metido por vena los walkthrough de los Silent Hill I, II y III (juegos a lo que nunca jugaré porque, parafraseando a Melvin, "they've got a lot of issues!") me he decidido a escribir sobre un par de cosas que tenía en mente.

En primer lugar, quería hacer una pequeña reflexión acerca del amor. He de reconocer que mi amigo Aloxi (que comentó el otro día acerca de la XBOX xD) está mucho más puesto en este tema, pero intentaré ser mayorcito y meterme los dedos yo solito. La historia es simple: estaba yo escuchando el Mr. Sandman de The Chordettes y caí en la cuenta de que estamos todos obsesionados con el amor. Entiendo que hace tiempo, cuando los hombes reunían el dinero y cobijaban a las mujeres, éstas buscaran ese refugio, mas ver ahora a millones de personas pronunciar esa palabra como quien habla del tiempo me asusta y me perturba. Nunca viene mal recordar que, fuera de mitologías y mariconadas similares, el amor es un proceso bioquímico que jamás moverá el mundo. Funciona, como se suele decir, como las drogas. Ahora, al igual que nadie se despierta un día y decide que se volverá loco buscado "maría" o "caballo", me parece que tampoco se debe salir a la caza del príncipe azul. Lo que quiero expresar es que obsesionarse por encontrar pareja, como suele pasar hoy en día, me parece incorrecto.

Me parece imposible encontrar amor si no se observa uno mismo, se mide y se trata de ser feliz como se es. No se puede enamorar uno a primera vista ni a los tres minutos, así como no se puede elegir sobre un "me gusta". Para que podamos decir "te amo" con verdad tenemos que ser conscientes de que, además de las atracciones sensuales (olor, tono de voz, tacto...) está la "compatibilidad" o "rendimiento" que sacaremos de la pareja. Sí, algo como previsión de futuro. Al fin y al cabo, no somos nosotros quienes elegimos sino nuestro cerebro. Y no elige al que esté más bueno sino con quien pueda asegurar una buena descendencia y su protección.

Por otro lado, y por mucho que gente cerca a mí lo niegue, la ley de Murphy de toda la vida me viene tocando las pelotas desde que empecé este curso. Sino, ¿cómo se puede explicar que todos los días sin falta, el metro siempre se vaya pocos segundos antes de que pueda alcanzarlo? La situación es, cuando menos, curiosa. Bajo las escaleras mecánicas largas que dan a la calle y luego las pequeñitas que me llevan al pasillo común que da a los andenes. Ahi es donde meto el billete mientras el metro se va.

Yo esperando al metro como cada día.

Al principio corría y esas cosas, pero cuanto más corría, más se apresuraba el maquinista en arrancar. Al final he aprendido a bajar tranquilo y olvidarme de coger el primero, aunque me molesta soberanamente que siga siendo así. Únicamente dos veces, a principios de curso, he podido alcanzar el metro bien. Antes solía venir el metro a la vuelta, al ir a casa, justo cuando llegaba al andén, pero desde que me propuse escribir esto (y es completamente verídico), poco antes de Navidad, me pasa lo mismo que a la ida.

Total, que metro me torea. Encima, por las mañanas hay un subnormal que conduce como el culo y más de una vez me retrasan la llegada, como ayer, que no fui el único en resoplar en mi vagón. Por las tardes y las noches, en cambio, no hay ningún problema con Metro Bilbao. Decidme si esto no huele a Murphy por todos lados, porque si no lo creéis, que baje Dios y lo vea.

En fin, hasta aquí mis aventuras con el metro. xD Me moría por soltarlo y aliviarme un poco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un post bitemático.

En lo que se refiere al amor, puede que sea verdad que nuestro cerebro elija a nuestra pareja, pues al fin y al cabo somo nuestro cerebro (como dijo en una ocasión Steven Pinker). Sin embargo, nuestro cerebro no es perfecto, sino un apaño evolutivo (como bien dice Gary Marcus):

"No somos productos del diseño inteligente, no hubo ningún creador mágico que dijera: «hagámoslo así, de la manera más
elegante posible». Somos el producto de la evolución, y la evolución no puede mirar hacia delante y plantearse cuál es la mejor manera de hacer algo; la evolución simplemente existe,
es un mero proceso de selección natural. A veces, eso conduce a mejoras fantásticas, pero
otras veces da lugar a cosas que son chapuceras y desastrosas…."

De ese apaño evolutivo nacieron el amor, la consciencia, el lenguaje... Por ello, creo que el amor tiene en parte algo en el cerebro, que es como el cerebro reacciona cuando estamos enamorados. Sin embargo, la gran pregunta es ¿Por qué nos enamoramos?, una pregunta que podría ser, como bien indicas, para "asegurar una buena descendencia y su protección". Mas, creo que la respuesta no es esa al 100% (o eso cree mi parte romántica). El amor es uno de los mejores sentimientos que tenemos y si encontramos la razón de por qué sucede perdería su encanto.

En cuanto a lo del metro, creo que la mejor solución es que salgas un poquito antes de casa. Adelántate a lo que crees que va a pasar y puede que así consigas resolverlos. Puntualidad inglesa, Andrei, puntualidad inglesa!!

Closto dijo...

Muchas gracias por tus apuntes, Luis. Ya ves que te tengo por una referencia, ¿eh? Jajajajaja. Mucho gusto ver que me sigues.

Un beso.

¡AHHH! Ya sabes que el metro pasa cada 4-5 minutos, así que es complicado saber cuándo saldrá. De todos modos, no tengo hora fija de partida, y te juro que siempre me pasa lo mismo. XD Aunque tú hablarás de que llegue antes a clase. ¡Impensable xD!

Anónimo dijo...

Bueno tampoco soy yo quien pare decirte que llegues pronto a clase, pues no soy nada puntual, jajaja!!!